martes, 23 de julio de 2013

SÓLO POR HOY

Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día,sin querer resolver el problema de mi vida de una vez.

Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto, seré cortés en mis maneras, no criticaré a nadie, y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mí mismo.

Sólo por hoy seré feliz con la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino también en éste.

Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias sin pretender que las circunstancias se adapten a mis deseos.

Sólo por dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que así como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, la buena lectura lo es para la salud del alma.

Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.

Sólo por hoy creeré firmemente, aunque las circunstancia me indiquen lo contrario, que la paternal providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo.

Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo a gozar de lo bello y a dejarme conquistar por la bondad. Puedo hacer bien durante doce horas lo que me abrumaría pensar que tengo que hacer durante toda la vida.

No te dejes vencer por la tristeza ni abatir por tu propia culpa; la alegría de corazón es vida en el hombre y el gozo alarga sus años. Consuélate, recobra el ánimo, aleja de ti la pena, porque a muchos ha matado la tristeza y no se gana nada con la pena. Los celos y la cólera acortan los años, las preocupaciones aviejan antes de tiempo, el corazón alegre es gran festín que hace provecho al que lo come.
 https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKudLwBQfWJBdTWQAZXeTe6mh63Pd9Gl98nFPRx0fo3vJ93yuqxzV_44cPg0XtAbParQ7nVK5rW8H5MQLgGZ9jIiG6tHetbDRjjfKlAYOvNU0ANmFI3tuZfgZVCuKAXvW_uT7ynnqwGcFC/s1600/la+vida+es+hoy.jpeg

martes, 9 de julio de 2013

EN MEDIO DE LA CRISIS

La crisis económica va a ser larga y dura. No nos hemos de engañar. No podremos mirar a otro lado. En nuestro entorno más o menos cercano nos iremos encontrando con familias obligadas a vivir de la caridad, personas amenazadas de desahucio, vecinos golpeados por el paro, enfermos sin saber cómo resolver sus problemas de salud o medicación. Nadie sabe muy bien cómo irá reaccionando la sociedad. Sin duda, irá creciendo la impotencia, la rabia y la desmoralización de muchos. Es previsible que aumenten los conflictos y la delincuencia. Es fácil que crezca el egoísmo y la obsesión por la propia seguridad.
Pero también es posible que vaya creciendo la solidaridad. La crisis nos puede hacer más humanos. Nos puede enseñar a compartir más lo que tenemos y no necesitamos. Se pueden estrechar los lazos y la mutua ayuda dentro de las familias. Puede crecer nuestra sensibilidad hacia los más necesitados. Seremos más pobres, pero podemos ser más humanos.
En medio de la crisis, también nuestras comunidades cristianas pueden crecer en amor fraterno. Es el momento de descubrir que no es posible seguir a Jesús y colaborar en el proyecto humanizador del Padre sin trabajar por una sociedad más justa y menos corrupta, más solidaria y menos egoísta, más responsable y menos frívola y consumista.
Es también el momento de recuperar la fuerza humanizadora que se encierra en la Eucaristía cuando es vivida como una experiencia de amor confesado y compartido. El encuentro de los cristianos, reunidos cada domingo en torno a Jesús, ha de convertirse en un lugar de concienciación y de impulso de solidaridad práctica.
La crisis puede sacudir nuestra rutina y mediocridad. No podemos comulgar con Cristo en la intimidad de nuestro corazón sin comulgar con los hermanos que sufren. No podemos compartir el pan eucarístico ignorando el hambre de millones de seres humanos privados de pan y de justicia. Es una burla darnos la paz unos a otros olvidando a los que van quedando excluidos socialmente.
La celebración de la Eucaristía nos ha de ayudar a abrir los ojos para descubrir a quiénes hemos de defender, apoyar y ayudar en estos momentos. Nos ha de despertar de la “ilusión de inocencia” que nos permite vivir tranquilos, para movernos y luchar solo cuando vemos en peligro nuestros intereses. Vivida cada domingo con fe, nos puede hacer más humanos y mejores seguidores de Jesús. Nos puede ayudar a vivir la crisis con lucidez cristiana, sin perder la dignidad ni la esperanza.
                                                                                                   (José Antonio Pagola)