Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el
mañana, el pasado y el futuro. Al terminar un año quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de TI.
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la
alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice el año pasado, el trabajo que pude realizar y las
cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las
amistades nuevas, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los
que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que
compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo
perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor
desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora
vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios
nuevamente te pido perdón.
Al iniciar un nuevo año detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin
estrenar y te presento estos días que sólo TÚ sabes si llegaré a
vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.
Cólmame de bondad y de alegría para que, cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de TI.
Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad.