Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una
voz desde la nube: «Este es mi Hijo amado, escuchadle» (Mc 9, 11-12)
El Evangelio de hoy nos proporciona una dosis enorme de la confianza que
Dios tiene hacia los hombres y mujeres de nuestro mundo.
Dios, a través de Jesús, nos muestra un camino, un estilo, una forma concreta de vivir. Dios se acerca a nuestra debilidad.
Si nos sentimos amados por Él, nada
nos dará miedo, nada nos quitará la paz, nada podrá postrarnos contra el
suelo, porque en lo más íntimo de nuestro ser tendremos una razón para
seguir luchando, para seguir amando y para seguir viviendo.
Escuchemos las palabras de Dios en el fondo de nuestro corazón, hagamos que resuene en estéreo la frase "te amo y te envío a mi Hijo como modelo de vida, no temas".
Si nos sentimos amados por Dios, cada
día será para nosotros un regalo para vivir con el gozo de sentirnos
amados y viviremos con intensidad el compromiso de repartir también
nosotros ese amor. Si cada mañana nos despertáramos y escucháramos esa
voz que nos llama al amor, algo cambiaría en nuestro ánimo, podríamos
obrar, pensar, y hablar con Dios y desde Dios.
(Encar_AM)