jueves, 31 de mayo de 2012

COMENTARIO AL EVANGELIO - SANTÍSIMA TRINIDAD

EL MEJOR AMIGO
 
    En el núcleo de la fe cristiana en un Dios trinitario hay una afirmación esencial. Dios no es un ser tenebroso e impenetrable, encerrado egoístamente en sí mismo. Dios es Amor y solo Amor.       
    Los cristianos creemos que en el misterio último de la realidad, dando sentido y consistencia a todo, no hay sino Amor.
   Jesús no ha escrito ningún tratado acerca de Dios. En ningún momento lo encontramos exponiendo a los campesinos de Galilea doctrina sobre él. Para Jesús, Dios no es un concepto, una bella teoría, una definición sublime. Dios es el mejor Amigo del ser humano.
  Los investigadores no dudan de un dato que recogen los evangelios. La gente que escuchaba a Jesús hablar de Dios y le veía actuar en su nombre, experimentaba a Dios como una Buena Noticia. Lo que Jesús dice de Dios les resulta algo nuevo y bueno. La experiencia que comunica y contagia les parece la mejor noticia que pueden escuchar de Dios. ¿Por qué?
    Tal vez lo primero que captan es que Dios es de todos, no solo de los que se sienten dignos para presentarse ante él en el templo. Dios no está atado a un lugar sagrado. No pertenece a una religión. No es propiedad de los piadosos que peregrinan a Jerusalén. Según Jesús, "hace salir su sol sobre buenos y malos". Dios no excluye ni discrimina a nadie. Jesús invita a todos a confiar en él: "Cuando oréis decid: ¡Padre!".
     Con Jesús van descubriendo que Dios no es solo de los que se acercan a él cargados de méritos. Antes que a ellos, escucha a quienes le piden compasión porque se sienten pecadores sin remedio. Según Jesús, Dios anda siempre buscando a los que viven perdidos. Por eso se siente tan amigo de pecadores. Por eso les dice que él "ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido".
    También se dan cuenta de que Dios no es solo de los sabios y entendidos. Jesús le da gracias al Padre porque le gusta revelar a los pequeños cosas que les quedan ocultas a los ilustrados. Dios tiene menos problemas para entenderse con el pueblo sencillo que con los doctos que creen saberlo todo.
     Pero fue, sin duda, la vida de Jesús, dedicado en nombre de Dios a aliviar el sufrimiento de los enfermos, liberar a poseídos por espíritus malignos, rescatar a leprosos de la marginación, ofrecer el perdón a pecadores y prostitutas..., lo que les convenció que Jesús experimentaba a Dios como el mejor Amigo del ser humano, que sólo busca nuestro bien y sólo se opone a lo que nos hace daño. Los seguidores de Jesús nunca pusieron en duda que el Dios encarnado y revelado en Jesús es Amor y solo Amor hacia todos. 

                                                    (José Antonio Pagola)

lunes, 21 de mayo de 2012

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO DE PENTECOSTÉS

RECIBID EL ESPÍRITU SANTO
 
    Poco a poco, vamos aprendiendo a vivir sin interioridad. Ya no necesitamos estar en contacto con lo mejor que hay dentro de nosotros. Nos basta con vivir entretenidos. Nos contentamos con funcionar sin alma y alimentarnos sólo de pan. No queremos exponernos a buscar la verdad. Ven Espíritu Santo y libéranos del vacío interior.
   Ya sabemos vivir sin raíces y sin metas. Nos basta con dejarnos programar desde fuera. Nos movemos y agitamos sin cesar, pero no sabemos qué queremos ni hacia dónde vamos. Estamos cada vez mejor informados, pero nos sentimos más perdidos que nunca. Ven Espíritu Santo y libéranos de la desorientación.
    Apenas nos interesan ya las grandes cuestiones de la existencia. No nos preocupa quedarnos sin luz para enfrentarnos a la vida. Nos hemos hecho más escépticos pero también más frágiles e inseguros. Queremos ser inteligentes y lúcidos. ¿Por qué no encontramos sosiego y paz? ¿Por qué nos visita tanto la tristeza? Ven Espíritu Santo y libéranos de la oscuridad interior.
    Queremos vivir más, vivir mejor, vivir más tiempo, pero ¿vivir qué? Queremos sentirnos bien, sentirnos mejor, pero ¿sentir qué? Buscamos disfrutar intensamente de la vida, sacarle el máximo jugo, pero no nos contentamos solo con pasarlo bien. Hacemos lo que nos apetece. Apenas hay prohibiciones ni terrenos vedados. ¿Por qué queremos algo diferente? Ven Espíritu Santo y enséñanos a vivir.
    Queremos ser libres e independientes, y nos encontramos cada vez más solos. Necesitamos vivir y nos encerramos en nuestro pequeño mundo, a veces tan aburrido. Necesitamos sentirnos queridos y no sabemos crear contactos vivos y amistosos. Al sexo le llamamos "amor" y al placer "felicidad", pero ¿quién saciará nuestra sed? Ven Espíritu Santo y enséñanos a amar.
     En nuestra vida ya no hay sitio para Dios. Su presencia ha quedado reprimida o atrofiada dentro de nosotros. Llenos de ruidos por dentro, ya no podemos escuchar su voz. Volcados en mil deseos y sensaciones, no acertamos a percibir su cercanía. Sabemos hablar con todos menos con él. Hemos aprendido a vivir de espaldas al Misterio. Ven Espíritu Santo y enséñanos a creer.
     Creyentes y no creyentes, poco creyentes y malos creyentes, así peregrinamos todos muchas veces por la vida. En la fiesta cristiana del Espíritu Santo a todos nos dice Jesús lo que un día dijo a sus discípulos exhalando sobre ellos su aliento: "Recibid el Espíritu Santo". Ese Espíritu que sostiene nuestras pobres vidas y alienta nuestra débil fe puede penetrar en nosotros por caminos que solo Él conoce.

  
¡VEN , ESPÍRITU DE DIOS!
 

viernes, 18 de mayo de 2012

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO VII DE PASCUA
ASCENSIÓN DEL SEÑOR



NUEVO COMIENZO
 
    Los evangelistas describen con diferentes lenguajes la misión que Jesús confía a sus seguidores. Según Mateo, han de "hacer discípulos" que aprendan a vivir como Él les ha enseñado. Según Lucas, han de ser "testigos" de lo que han vivido junto él. Marcos lo resume todo diciendo que han de "proclamar el Evangelio a toda la creación".
    Quienes se acercan hoy a una comunidad cristiana no se encuentran directamente con el Evangelio. Lo que perciben es el funcionamiento de una religión envejecida, con graves signos de crisis. No pueden identificar con claridad en el interior de esa religión la Buena Noticia proveniente del impacto provocado por Jesús hace veinte siglos.
    Por otra parte, muchos cristianos no conocen directamente el Evangelio. Todo lo que saben de Jesús y su mensaje es lo que pueden reconstruir de manera parcial y fragmentaria escuchando a catequistas y predicadores. Viven su religión privados del contacto personal con el Evangelio.
    ¿Cómo podrán proclamarlo si no lo conocen en sus propias comunidades? El Concilio Vaticano II ha recordado algo demasiado olvidado en estos momentos: "El Evangelio es, en todos los tiempos, el principio de toda su vida para la Iglesia ". Ha llegado el momento de entender y configurar la comunidad cristiana como un lugar donde lo primero es acoger el Evangelio de Jesús.
    Nada puede regenerar el tejido en crisis de nuestras comunidades como la fuerza del Evangelio. Solo la experiencia directa e inmediata del Evangelio puede revitalizar a la Iglesia. Dentro de unos años, cuando la crisis nos obligue a centrarnos solo en lo esencial, veremos con claridad que nada es más importante hoy para los cristianos que reunirnos a leer, escuchar y compartir juntos los relatos evangélicos.
     Lo primero es creer en la fuerza regeneradora del Evangelio. Los relatos evangélicos enseñan a vivir la fe, no por obligación sino por atracción. Hacen vivir la vida cristiana, no como deber sino como irradiación y contagio. Es posible introducir ya en las parroquias una dinámica nueva. Reunidos en pequeños grupos, en contacto con el Evangelio, iremos recuperando nuestra verdadera identidad de seguidores de Jesús.
    Hemos de volver al Evangelio como nuevo comienzo. Ya no sirve cualquier programa o estrategia pastoral. Dentro de unos años, escuchar juntos el Evangelio de Jesús no será una actividad más entre otras, sino la matriz desde la que comenzará la regeneración de la fe cristiana en las pequeñas comunidades dispersas en medio de una sociedad secularizada. 

                                                  (José Antonio Pagola) 

                                 
        HACED HERMANOS

Haced discípulos míos, no maestros;
haced personas, no esclavos;
haced caminantes, no gente asentada,
hacer servidores, no jefes. Haced hermanos.

Haced buscadores de verdad, no amos de certezas,
haced poetas, no pragmáticos.
Haced personas arriesgadas, no espectadores. Haced hermanos.

Haced profetas, no cortesanos,
haced gente inquieta, no satisfecha;
haced personas libres, no leguleyas;
haced gente evangélica, no agorera. Haced hermanos.

Haced artistas, no soldados,
haced testigos, no inquisidores.
Haced amigos de camino. Haced hermanos.

Haced personas de encuentro, con entrañas y ternura,
con promesas y esperanzas,
con presencia y paciencia,
con misión y envío. Haced hermanos.

Haced discípulos míos;
dadles todo lo que os he dado
 y sentíos hermanos.

                                                                        (Ulibarri  Fl.)


martes, 8 de mayo de 2012

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL VI DOMINGO DE PASCUA




AL ESTILO DE JESÚS

 

Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Los ha querido apasionadamente. Los ha amado con el mismo amor con que lo ha amado el Padre. Ahora los tiene que dejar. Conoce su egoísmo. No saben quererse. Los ve discutiendo entre sí por obtener los primeros puestos. ¿Qué será de ellos?

Las palabras de Jesús adquieren un tono solemne. Han de quedar bien grabadas en todos: "Éste es mi mandato: que os améis unos a otros como yo os he amado". Jesús no quiere que su estilo de amar se pierda entre los suyos. Si un día lo olvidan, nadie los podrá reconocer como discípulos suyos.

De Jesús quedó un recuerdo imborrable. Las primeras generaciones resumían así su vida: "Pasó por todas partes haciendo el bien". Era bueno encontrarse con él. Buscaba siempre el bien de las personas. Ayudaba a vivir. Su vida fue una Buena Noticia. Se podía descubrir en él la cercanía buena de Dios.

Jesús tiene un estilo de amar inconfundible. Es muy sensible al sufrimiento de la gente. No puede pasar de largo ante quien está sufriendo. Al entrar un día en la pequeña aldea de Naín, se encuentra con un entierro: una viuda se dirige a dar tierra a su hijo único. A Jesús le sale desde dentro su amor hacia aquella desconocida: "Mujer , no llores" . Quien ama como Jesús, vive aliviando el sufrimiento y secando lágrimas.

Los evangelios recuerdan en diversas ocasiones cómo Jesús captaba con su mirada el sufrimiento de la gente. Los miraba y se conmovía: los veía sufriendo, o abatidos o como ovejas sin pastor. Rápidamente, se ponía a curar a los más enfermos o a alimentarlos con sus palabras. Quien ama como Jesús, aprende a mirar los rostros de las personas con compasión.

Es admirable la disponibilidad de Jesús para hacer el bien. No piensa en sí mismo. Está atento a cualquier llamada, dispuesto siempre a hacer lo que pueda. A un mendigo ciego que le pide compasión mientras va de camino, lo acoge con estas palabras: "¿Qué quieres que haga por ti?". Con esta actitud anda por la vida quien ama como Jesús.

Jesús sabe estar junto a los más desvalidos. No hace falta que se lo pidan. Hace lo que puede por curar sus dolencias, liberar sus conciencias o contagiar confianza en Dios. Pero no puede resolver todos los problemas de aquellas gentes.

Entonces se dedica a hacer gestos de bondad: abraza a los niños de la calle: no quiere que nadie se sienta huérfano; bendice a los enfermos: no quiere que se sientan olvidados por Dios; acaricia la piel de los leprosos: no quiere que se vean excluidos. Así son los gestos de quien ama como Jesús.

                                                                                                    (José Antonio Pagola)





miércoles, 2 de mayo de 2012

MAYO, MES DE MARÍA


   Con frecuencia ocurre que tenemos una visión corta, demasiado simplista, de las cosas de nuestra fe y de nuestra religión. Conservamos, demasiado cómodamente, nuestras ideas de la infancia y con ellas vivimos, porque despiertan en nosotros mucho afecto, mucha confianza. Y este mismo excesivo simplismo nos ocurre también al formamos una idea de la vida de la Virgen María. La vemos tan santa, tan hermosa, tan radiante, que no pensamos que la Virgen tuvo también su itinerario de fe. Ella tuvo que superar dificultades, y esforzarse, y responder, cada día, a llamadas más exigentes de Dios. Pensar así, nos la hace más cercana, más real, más verdadera, más estimulante para nosotros.

MARÍA, MUJER CREYENTE

    El Concilio Vaticano II nos habla del itinerario del la fe y de la vida espiritual de la Virgen María. Ciertamente la Virgen no tuvo que crecer en santidad. Era santa, plenamente santa, desde el principio; pero sí que su santidad, su manera de ser santa, tuvo que crecer en complejidad, en clarificación, en descubrimientos que le exigían nuevos esfuerzos en el mantenimiento de aquella promesa inicial que le guió toda su vida:
     "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Ella es la primera discípula de Jesús. Podemos decir que es la primera santa, la totalmente santa del Nuevo Testamento, de la Iglesia de Jesús.
    No tiene nada de particular que encontrara cosas nuevas. Su corazón estaba pegado amorosamente, dócilmente, absolutamente pegado y plegado al corazón y la vida de su Hijo. Pero la sorprendió cuando le dice llena de amor: "Pero, Hijo, ¿por qué has hecho esas cosas? Tu padre y yo te hemos estado buscando" y Jesús responde:
    "Yo tengo que ocuparme en las cosas de mi Padre". Con lo cual, la Virgen amorosamente recibe una lección: tienes que ponerte en tu sitio; eres mi Madre, pero yo tengo que obedecer a la misión que he recibido de mi Padre. ¿Quién podría escuchar mejor los latidos de la Palabra de Dios, que es Jesús, que su propia Madre?
    La Virgen María vivía rodeada de gente, de parientes que no creían en Jesús, que pensaban que estaba desvariando, que llegaron a salir para ver de recogerlo y traérselo a casa porque se avergonzaban de él, pensaban que había perdido la razón, que estaba loco. Cuánto sufriría la Virgen al oír estos comentarios en su propia familia. Es más, arrastrada por las leyes de las familias, tuvo que ir con ellos, y así el recado que le mandan a Jesús es: "Tu madre y tus hermanos, tus parientes, te buscan".
    No lo tuvo fácil la Virgen María para crecer en su fidelidad, sobrepasando todos los obstáculos de la vida real. Estaba llena del Espíritu Santo, estaba llena de amor. Por eso podemos ver reflejada la vida de la Virgen en ese capítulo maravilloso de los Evangelios que se llama el Sermón de la Montaña.

Y, POR ESO, MUJER BIENAVENTURADA

    Bienaventurados los pobres, bienaventurados los que buscan la justicia, bienaventurados los misericordiosos, bienaventurados los perseguidos. ¿Quién mejor que Jesús está cumpliendo estas bienaventuranzas, feliz, dichoso, en medio de todas estas circunstancias? Y, en segundo lugar, la Virgen María.
    Bienaventurada la Virgen María por ser pobre de espíritu. Los pobres de espíritu, los pobres del evangelio, no son simplemente los pobres económicos sino que son los pobres de corazón. Para ser pobre de espíritu hay que ser pobre, saberse pobre y aceptarse pobre. El que es pobre de espíritu es pobre también de bienes materiales. El que es pobre de bienes materiales no siempre es pobre de espíritu; puede ser ambicioso, rencoroso, muchas cosas. Bienaventurada la Virgen María, por ser pobre de espíritu y poner su confianza total en Dios
    Bienaventurada la Virgen María por tener hambre y sed de justicia. Pero no la justicia humana, que reparten los tribunales, sino la justicia de Dios. Hambre y sed de la justicia del corazón que nos viene de Dios, que nos hace justos y nos hace actuar justamente en la vida privada y en la vida pública. Bienaventurada la Virgen María porque tenía hambre y sed de esta justicia: para ella, para su pueblo, para el mundo entero.
    Bienaventurada la Virgen María porque era misericordiosa, buscaba la paz, porque tuvo que sufrir las persecuciones que padecía su propio Hijo. Y esta Virgen bienaventurada es la primicia de la Iglesia, es la iniciadora de la Iglesia, es el corazón de la Iglesia, el prestigio de la Iglesia. Ella, además de hacer nacer a Jesús, en su propia vida ha hecho nacer la Iglesia de Jesús, la nueva manera de ser persona, a partir de los ejemplos de Jesús. Por eso es Maestra y Madre.